viernes, 18 de noviembre de 2011

Los estudiantes reviven el concepto de ciudadanía


(FOTO DE LA AGENCIA AP)

Después de un prolongado letargo, en el cual sólo asomaban, y eventualmente, las voces disonantes, estridentes y combativas pero sin mucho fundamento de las juventudes apáticas y somnolientas de los últimos años, de nuevo el Movimiento Estudiantil asoma a la historia de país y lo hace de manera fuerte, clara, propositiva y organizada.

Los estudiantes le dieron clara vigencia a un concepto fundamental de la revolución francesa, cuando se establece que los Estados no están integrados, como sucede y sucedía en las monarquías absolutas, por súbditos sino por ciudadanos. Este nuevo concepto de ciudadano contribuyó enormemente a la formación de una conciencia nacional, en la que se cimienta el derecho y donde se reconocen a todos los individuos como sujetos políticos y sociales con el derecho y el deber de participar activamente en una comunidad e incidir en los asuntos que le afectan, a través de una acción autorregulada, pacífica, responsable e inclusiva (como se supone debe ser la educación, según el programa Educación para Todos (ETD) de la Unesco que en el Marco de Acción de Dakar en el año 2000 fue ratificada por 164 gobiernos), en aras del bienestar público y colectivo. Esa es la una de las más importantes lecciones que nos dejan los estudiantes que se tomaron las calles y el debate público en días pasados.
Otra lección que se desprende de este despertar, tiene que ver con el paso del principio conservador de autoridad al del consenso. Y ese fue el principal error en el que incurrió en un inicio el Gobierno de Santos, al intentar desconocer ese elemento fundamental de la democracia para imponer un modelo autoritario y excluyente que claramente, como fue advertido, anunciaba una fuerte reacción de rechazo colectivo.

El proceso de conversión de la Universidad en Colombia en una empresa regida por las leyes del mercado, donde antes que brindar garantías para que la educación se asuma como lo que es, como un derecho constitucional y patrimonio nacional, se busca es su mercantilización- sufrió un fuerte revés con la acción decidida de miles de estudiantes de todo el país que declararon el paro y se tomaron los principales escenarios del debate nacional. Esta acción coordinada y llena de contenido, expresada en las calles, en las aulas y en el mismo parlamento, nos reveló además de la legitimidad de la protesta social (derecho constitucional despreciado por quienes como él ex vice presidente Francisco Santos le apuestan a la represión), la existencia de una generación crítica y deliberante, dispuesta a hacerse sentir y a defender sus derechos con planteamientos analíticos y propositivos.

La ¬Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), más allá de plantear un nuevo lenguaje en su protesta social, logró que buena parte de la ciudadanía se sumará a su causa, repensara el sentido de una educación amplia, democrática e incluyente, y llevara al debate la actual tendencia de someter a la universidad a la propuesta de globalización neoliberal, que desregulariza el Estado, recorta la inversión social y tiende a la privatización, incluso de los servicios públicos o esenciales como el agua.

El presidente Santos, en el lanzamiento del Proyecto de Reforma de la Educación Superior en marzo del 2011, se justificaba argumentando que “en un país y un mundo en permanente evolución, es una necesidad –un deber– no sólo adaptarse a los cambios, sino también estar siempre un paso adelante de ellos”, por lo cual la “Ley 30 de 1992 –con los beneficios que trajo en su momento– no se ajusta a los desafíos que hoy tenemos por delante”. Según afirma el mandatario, en Colombia “se ha mejorado la educación básica, llegando a un buen nivel de cobertura de casi el 100%”; hecho que le abona al gobierno del (ex) Presidente Uribe, pero que en realidad no refleja el trasfondo de la problemática: la precariedad en el cuerpo docente, la pobreza en los procesos de investigación, la ausencia de innovación en pedagogía y en formación integral y la poca inversión estatal. “Los beneficios de las alianzas público-privadas mejorarán la calidad de la formación y la investigación. Serán negocios en los que todos ganan, como ha pasado en Corea, China, Irlanda, Estados Unidos o –para no ir muy lejos– en los Parques Tecnológicos Universitarios de Brasil” concluyo el presidente Santos. No es gratuito entonces que su ministra de Educación, María Fernanda Campo se haya desempañado como presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá y que su experiencia profesional se haya desarrollado más en sectores de la banca de inversión y en temas financieros que en lo referente a la educación o al desarrollo social.

Las universidades, como hace mucho tiempo no sucedía, se unieron en pos de un objetivo claro: tumbar el proyecto de reforma a la Ley 30 “por la cual se organiza el sistema de educación superior y se regula la prestación del servicio público de la educación superior”. Se declararon el paro permanente y desafiaron no sólo al Gobierno Nacional, sino también a una ciudadanía que, fascinada con las propuestas lúdicas y artísticas de los jóvenes, su madurez política y su capacidad organizativa, tomó la bandera estudiantil como propia y los acompañó en sus múltiples manifestaciones y actos de protesta social. Más de 600 mil estudiantes marcharon en todo el país en completo orden, evitando altercados y lanzando en vez de piedras o bombas caseras, besos y abrazos a la fuerza pública. De nada sirvió el anuncio de la Policía de que Iván Márquez, nuevo jefe de las FARC, según los propios servicios de inteligencia de la Policía, había ordenado promover disturbios en la movilización de los estudiantes del pasado jueves 10 de noviembre.

La vieja estrategia de señalar presiones por parte de la guerrilla para radicalizar la protesta social, esta vez, aprovechando la coyuntura de las marchas estudiantiles no funcionó. Los mismos estudiantes crearon un cuerpo de seguridad y control, rechazando de plano todo acto de violencia o agresión que pudiera dar al traste con sus justas demandas. Ni siquiera se encontró la propaganda subversiva que según la Policía, el PC3 había ordenado distribuir en la jornada. Los estudiantes fueron astutos y no se dejaron provocar dando además un maravilloso ejemplo de mesura, coherencia y creatividad.

El Gobierno Nacional, en cabeza del ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, lanzó entonces un ultimátum a los estudiantes diciéndoles que de continuar el paro “antes de terminar el año se aprobaría la iniciativa” . El anunció en tono de chantaje no fue suficiente. El mismo presidente Santos tuvo que salir para tratar de conciliar con los estudiantes. “¡No les vamos a poner conejo! – les dijo- El país entero es testigo de nuestro compromiso. Ahora les pedimos a los estudiantes que insisten en el paro que no le pongan ustedes conejo al país, que lo levanten y vuelvan a clases, ¡y que salven el semestre!. […] Ustedes convocaron este paro para que se retirara la reforma y ya respondimos positivamente a su solicitud", concluyó el jefe de Estado, quien finalmente invitó al diálogo.

La Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) emitió entonces un comunicado en el que establece como condiciones para el levantamiento del paro: el retiro oficial de la reforma a la Ley de Educación Superior, el compromiso del Ejecutivo de diseñar una nueva propuesta con la participación de todos los sectores afines y plenas garantías al derecho a la protesta y a la movilización.

“Las exigencias suman un nuevo capítulo en el episodio histórico en que se convirtieron las marchas estudiantiles de las últimas semanas que, según el rumbo que tomen, podrían representar un cambio trascendental para la educación pública del país.” El historiador Jorge Cote, consultado por la revista Semana sostuvo que: “Es una organización legítima, fruto del diálogo y del acercamiento de asociaciones estudiantiles. Además, sus dirigentes son estudiantes que no están cerca a grupos políticos o de izquierda."

El gobierno finalmente cedió ante la fuerza de la movilización social y retiró la propuesta de reforma a la educación. Sin embargo, aun cuando esto pueda ser leído (de hecho lo es) como un triunfo de la fuerza estudiantil y de la sociedad en su conjunto, se trata apenas del comienzo de un proceso de reconfiguración de fuerzas sociales, de afianzamiento de la autonomía y de fortalecimiento de la democracia con el fin de evitar a toda costa el colapso de la universidad pública.

Los estudiantes tienen el reto de perseverar en su camino de resistencia y unidad sin caer en los dogmatismos y sin perder –además- de la mira en sus objetivos, el sentido de la realidad y la efectividad del consenso. Tienen también el deber de fortalecer la MANE, de convertirla en un interlocutor permanente de las altas esferas del poder nacional y ante los demás movimientos y organizaciones sociales que les acompañaron y que también luchan por las reivindicaciones de otros derechos vulnerados. Es fundamental que el movimiento estudiantil se fortaleza, que profundice en sus objetivos de transformación y en la búsqueda de fuentes para la construcción de un nuevo pensamiento; que rescate la memoria de la resistencia estudiantil que se forjó, décadas atrás, desde una amplia sumatoria de saberes y propuestas, con el fin de asumir un genuino compromiso de incidencia en lo político- social y lograr la tan anhelada articulación entre procesos sociales, de emancipación y resistencia civil con una academia abierta a la realidad del país. La defensa del patrimonio público es un deber de todos y la educación es un derecho.

NOTAS AL PIE

Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en el lanzamiento del Proyecto de Reforma de la Educación Superior. “En 18 años todo cambia. Nada es igual”. Bogotá, maro 10 de 2011.
http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo-310466-nuevo-jefe-de-farc-busca-infiltrar-marchas-universitarias
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-310524-si-el-paro-estudiantil-sigue-se-aprobara-reforma-gobierno
http://www.semana.com/nacion/termina-calma-marcha-estudiantil-bogota/167246-3.aspx
http://www.semana.com/nacion/lecciones-del-movimiento-estudiantil/167486-3.aspx
Ídem

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SEMANARIO CAJA DE HERRAMIENTAS